Una vez por mes subiré alguna anécdota patética (donde yo le doy peso al adjetivo),
que contada suele ser graciosa y tipeada veremos cómo queda.

lunes, 30 de noviembre de 2015

La Doctora Crocante.

Todo fue una idea de mi amigo Gabriel y su novia Ania. Cuando fui a ver un partido de la Selección a su casa, Ania casi que me taclea al grito de: “¡Te tengo que presentar a una amiga mía!”. Gabriel hizo cara de “puede andar”, así que ya sabía que la candidata era linda. Ania continuó encendida con su relato: “Cierra por todos los lados: vos sos un médico frustrado y ella es médica, es rubia, corre, es muy fan de Pearl Jam y el Grunge, le gusta leer sobre zombies y es muy fan de The Walking Dead!”. “Pará, emotion, vos ya me estás prendiendo el faso para que escuchemos a Vedder en la cama con tu amiga, y me pasás la frazadita para ver TWD en el sillón!”, le contesté. Las variables cerraban, todas, pero ya sabemos que este juego no es fácil, así que tenía que haber una trampa. Siempre hay una trampa. Por eso miré fijo a Ania y le pregunté: “What’s the catch?”. Ella sonrió y me dijo: “Y…vive en Rosario”. También ya sabemos que el amor a distancia no funciona, pero un revolcón a distancia sí, asi que mi respuesta fue: “Foto”. Y sus fotos (en base a las de su perfil de Facebook, cortesía de Ania) eran muy rockers. Pintaba bien la cosa, asi que decidí comenzar con la conquista, el Bielsismo del Amor se activaba nuevamente. China atacaría Kamchatka, once again.

Yo: Supongo que esto ya está hablado y si yo le mando invitación no quedo como el más stalker.
Ania: Ya está hablado, ella espera invitación y ya vio tus fotos de perfil.

El pollo ya tenía aceite y entraba en el horno con papas y un poco de orégano…

Días más tarde, porque no mostrar ansiedad es una de mis reglas, le mandé invitación de Facebook y comencé con el cortejo virtual de likear fotos. Era recíproco. Sin ver si estaba conectada, le mandé un “Novedades?”, como si ya la conociese (que un poco ya la conocía porque era muy pública acerca de sus gustos); eso es parte de la táctica de evitar el incómodo tener que romper el hielo. El Bielsismo del Amor (frase inmortalizada por mi amigo El Cinéfilo, ante mis estrategias de conquista) salía a la cancha, siempre con un 3-3-1-3. El Paolini Somers F.C solamente sale a jugar al ataque, y como mucho te espera y te contragolpea, pero nada de planteos defensivos, nada de tibiezas.
Ella no pudo evitar las convenciones sociales y empezó a describirse en gustos y actividades como si estuviese en una entrevista laboral, o yo fuese un interrogador de la KGB. Yo traté de ser lo más relajado posible, no invasivo y por suerte (o timing) hubo diálogo…a pesar de estar a cuatro horas de distancia. Con mucho whatsapp de por medio (el día que conozca a su inventor, creo que lo beso en los labios; le debo tanto:) casi que nos comunicábamos todos los días. Dialogábamos, nos mandábamos mensajes de audio, ella me mandaba fotos de cosas que a mi me apasionan (Star Wars, por ejemplo) y aunque yo pedía otro tipo de fotos, no tenía suerte con eso. Sin embargo, sí obtuve un adjetivo que salpimentó todo: “No te mando fotos picantes porque me estoy matando haciendo cross-fit y así cuando vengas a Rosario me vas a ver crocante”. Sras y Sres, a partir de ese momento esta chica pasó de ser “La Doctora” o “Rosario” a ser “Croqui” (derivado de Crocante, y si no lo inventó mi amigo Francis, pega en el palo).
Como en muchas otras ocasiones, Croqui temporariamente se convirtió en una “Her” (ante la duda, use Google o vea la película). Croqui estaba siempre presente, el contacto era casi diario y se sentía bien. No había pacto de revolcón asegurado peeero las encuestadoras privadas me daban grandes chances de ganar esta elección.
Era linda, copada, teníamos mucho en común, todo pintaba bien, pero por alguna razón (¿será que con los años uno ya desarrolló instinto?) no me fui como un desaforado rumbo a Rosario, sino que esperé a que se llevase a cabo la convención de comics allí, para hacer el super-combo (cita con Croqui + salidas con amigos del medio, win-win…), somehow aunque veía agua en la pileta, no me tiré como un clavadista, somehow I knew…

Aunque había un grado de flirteo, yo sentía que había grandes chances de que algo interesante ocurra. Y llegó el fin de semana de viajar a Rosario, con mi amigo Francis nos fuimos juntos, paramos en un lindo hotel, pero tanto él como otros sabían que yo el sábado desaparecía porque tenía mi cita con Croqui. “Si vos venís a la convención, hacés contactos, te divertís con amigos, y te volteas a Croqui, sos el rey”, me dijo un gravitante amigo del medio.

Así que bueno, el viernes la pasé bien en la convención, salí con amigos, el sábado disfruté de la ciudad y el evento, pero a la noche me cité con Croqui en un bar de su elección. Aunque me dijo “te voy a llevar al mejor bar de Rosario”, había una cierta frialdad en los mensajes y la asiduidad ya no era la misma (¿se había entibiado la cosa?). Su equipo se estaba retrasando a un planteo de 4-4-2 hermético, pero yo igual empilché bien, me perfumé grosso y salí con un planteo ofensivo donde te mandaba a cabecear al arquero en un corner (de ser necesario ;)

Llegué al bar y la Crocante bajaba de su auto. Sí, era linda, tenía unos ojos celestes que no se entendían, pero sobre todo le sobraba onda (y su tono de voz y un dejo de chetez también me atraía). Me dijo que nos íbamos a ubicar en la barra, donde nos iba a atender su ex, el barman…(ABUUUGA! Sonó mi alarma nuclear interna con olor a WTF!). “¿Cómo?”, se me cayó de la boca. “Que vamos a la barra y nos va a atender el barman, que es el mejor”, se justificó. “Okeyyy”, contesté. De repente mi hinchada empezó a descolgar mis banderas y algunos de mis hinchas se iban de la cancha. Más visitante que nunca...
Nos ubicamos en la barra y pedimos unos tragos y el diálogo fluía pero no mucho; y fue un bajón, y me di cuenta que la estaba remando en polenta cuando me descubrí hablando de The Walking Dead y Lost…
Después de mi tercer “¿No querés ir a otro lado?”, decidí desistir de cambiar de locación y no pude evitar preguntarle: “¿Cuál es la jugada? Si estamos acá para darle celos al barman, avisame y chapamos fuerte frente a él y todo bien, pero avisame la jugada”. “No, no hay jugada, estamos acá porque él es el mejor barman y este es el mejor bar”, me contestó. Ella es acuariana como yo…y los acuarianos siempre tienen una jugada. Mucho no le creí, pero igual seguí hablando porque aunque veía que mi conquista se derrumbaba como una mala jugada de Jenga, Croqui igual me caía super-bien.
El teléfono me explotaba de mensajes, de mis amigos preguntando por updates. “y?”, era el mensaje más común que recibía. “Hoy no la pongo ni de milagro”, fue mi respuesta más visceral, desde un baño, en uno de los breaks que me tomé, entre trago y trago. El equipo de la Doctora Crocante jugaba con un 5-5-1, ultra defensivo.
Y no pasaba nada. Nada más que una buena charla. No sentía la química, había gustos en común pero aunque era linda no había nada animal ni feromonal que me dieran ganas de darle en cualquier lado. No pasaba nada y era lamentablemente recíproco.

Cuando me di cuenta que el partido era irremontable, y que lo había perdido, que no iba a pasar nada, que habían pasado sólo dos horas y que se había sentido como una eternidad, decidí sugerir pedir la cuenta. Todas las variables a favor, todo el contacto asiduo…al tacho. El Paolini Somers Football Clubse enfrentaba a una derrota casi inesperada, lamentable.
Mi equipo está a favor del Fair Play asi que pagué todo yo, pero al menos pedí que me lleve con su auto hasta el hotel donde pasaba mis días. Era el minuto 47 del segundo tiempo y le grité al arquero que suba a cabecear el corner. Cuando frenamos en la puerta del hotel, pensé “bueno es ahora o nunca, puede subir, si tengo mi suerte característica”, y arriesgué un “vos sabés que podríamos haber chapado fuerte” (y quizás ahí estuvo el error final, en el potencial, en que el arquero no saltó con decisión y no metió un frentazo fulminante), le deslicé la responsabilidad a ella, quien contestó “pero te diste cuenta que no”. Y con eso quedó todo claro que se había perdido el partido y que el Bielsismo del Amor a veces pierde y te hace volverte a casa en la primera ronda del Mundial.


No importan las variables, por más que tengas miles a favor, es timing. Asi como el éxito de un gobierno se rige por la economía, el amor – o los revolcones – se rigen por el timing (y a veces por el alcohol). Kevin “El Piojo López” Johanssen dice “Timing is the essence of success”, y no todos los partidos o elecciones se pueden ganar seguro. No importa lo que digan las encuestadoras o la tribuna ;)



Texto: Leandro Paolini Somers.
Ilustración: Colorada Majox.