Una vez por mes subiré alguna anécdota patética (donde yo le doy peso al adjetivo),
que contada suele ser graciosa y tipeada veremos cómo queda.

viernes, 17 de enero de 2014

Mis Tres Psicólogas.



María fue mi primer psicóloga, me ayudó a separarme y abandonar una relación muy tóxica. A María le debo casi la vida…pero con el tiempo María entró en un estado de amiguismo y llegaba tarde a sesión, se tomaba breaks – durante la sesión – para ir al baño o hacerse un té…y tenía una manera muy flirtera (a veces) de manejarse, lo cual me llevaba a no saber si me quería voltear. Raro. Pero Maria enfermó, la operaron y en ese interín empecé a ver a una segunda psicóloga: Damiana.

 
Damiana era dura, muy Freudiana, menos analista que María. Las dos me bancaron tarifas accesibles en un período en el que andaba desempleado y angustiado. Damiana me dio el andamiaje que María había sabido construir pero no supo mantener. Es en esa instancia cuando le cuento a mi amiga Florencia que no nos podíamos ver tal día “porque tengo que ir a ver a la otra psicóloga”. Mi amiga lloraba de la risa y explotó en un “You are the worst breaker upper, ever!”, en nuestro Spanglish cotidiano. “No podés dejar ni a una psicóloga!”, remató antes de su catarata de risas y lagrimas, y la exagerada comparación con que soy un Larry David en mis 30s y casi tan judío como el original.

 
A Maria no la quise dejar porque había muerto su hermano, ella estaba recuperándose de una enfermedad, la veía sola y francamente me daba lástima. A todo esto Damiana no sabía que yo todavía veía a María, con lo cual le mentía a mis dos psicólogas. Florencia seguía tentada ante cualquier novedad de mi affaire psicoanalítico.

 
Eventualmente le empecé a mentir a María de manera descarada hasta que me dio el alta (o se dio cuenta que no quería ir más). Terminé con María y seguí con Damiana…pero al poco tiempo Damiana se murió.

Sí, se murió. Me llamaron un lunes y me dijeron: “¿Usted tiene turno los martes con Damiana?”, “sí”, respondí a la voz misteriosa del teléfono. “Lamento informarle que ella falleció anoche, tuvo un ACV”.

Había terminado con una, me fui con la otra y la que elegí se murió. ¿Qué iba a hacer? ¿Volver con la primera? Después de confirmar que Damiana no planeaba morirse a los 50 y que no había dejado un protocolo para derivar a sus pacientes, volví a la casa de Florencia a contarle que había dejado a la primera psicóloga, pero que la segunda se había muerto. La que casi muere a los gritos de la risa fue Florencia, y entre llantos de risa me dijo: “Sos re mufa con las psicólogas, pero si querés te contacto con mi amiga Fernanda”.

 
Fernanda se convirtió en mi tercera psicóloga y me ayudó a sobrellevar un 2013 con muchos vaivenes. Y creo que me detesta.

 
No pego una.

 



 
Texto: Leandro Paolini Somers.

Ilustración: Colorada Majox.
          

miércoles, 8 de enero de 2014

Influencias y el por qué.

 

A veces cuento anécdotas mías que tienen que ver con mujeres y suenan graciosas. A veces hago reír a la gente. Creo no tener mucho humor, creo ser medio agreta, pero como a veces hago reír a la gente, quizás me equivoco.

Mis 76 Mujeres no es un blog acerca de las mujeres con las que dormí, pero sí con muchas de las que me relacioné. Parto de las mujeres porque en muchas ocasiones, un accionar patético (generalmente mío) da gracioso y atesoro el recuerdo de haber hecho reír a tal o cual persona. Algún día haré Mis 114 Amigos y otra será la historia, que se yo ;)

Uno de mis hermanos de la vida me preguntaba si iba a escribir acerca de la hermana de…o de una ex, y la verdad es que no, porque esas anécdotas son más bien para un guión dramático de cine. No son graciosas y ese es el propósito de este blog: Contar anécdotas un poco patéticas que intentan plasmar algo de humor en un formato coloquial, verídico y de prosa de blog.

Hace unos años trabajaba en una empresa y tenía una compañera de trabajo llamada Eva. A Eva la tenía alquilada. Cuando tenía una anécdota graciosa, Eva era mi frontón. Si Eva se descostillaba, la anécdota era graciosa (Eva tiene una risa fácil), pero cuando Eva no se reía y me juzgaba con la mirada, me daba cuenta que ya no era gracioso y que me había ido al carajo en algún punto. Lo mismo me pasa con mi amigo Marcos, si el duro Marquitos se descostilla con el relato de los vómitos de mi madre, es que algo bueno debo tener en las manos. Pero además de las risas de mis amigos, tengo otras influencias.

Mi Método de Seba de Caro disparó algo que me hizo pensar acerca de mis anécdotas atravesadas por mujeres. Larry David me hace sentir menos solo y cuando veo Curb Your Enthusiasm pienso que es uno de los últimos genios malditos, y me da coraje a contar mis burlescas miserias.


Jerry Seinfeld es el creador de mi sitcom favorito y Louie CK es mi nuevo ídolo de lo patético.


Si no les gusta este blog, échenle la culpa a quienes he hecho reír en el pasado o quienes me han influenciado. O a mis padres, que no me sacrificaron a tiempo.


Bienvenidos a Mis 76 Mujeres.